El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este martes que buscará un acuerdo con el próximo mandatario panameño, José Raúl Mulino, para hallar obreros colombianos que fallecieron durante la construcción del Canal de Panamá, entre los siglos XIX y XX.
Entre las muchas frases que dejó el discurso del presidente Gustavo Petro en el acto de posesión de Luis Gilberto Murillo como ministro de Relaciones Exteriores, llamó la atención la solicitud que le hizo el mandatario al canciller para recuperar los cuerpos de dirigentes revolucionarios liberales colombianos y de los trabajadores que murieron en la construcción del Canal de Panamá.
Le pidió a Murillo llegar a un acuerdo con el presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, para recuperar a un acuerdo. Un acuerdo que el jefe de Estado quería entablar con el actual mandatario panameño, Laurentino Cortizo, pero que no se llegó a construir. “Quería conversarlo con el antiguo”, dijo.
“Con el nuevo presidente debemos lograr los acuerdos para recuperar esos cadáveres y la historia misma de Colombia”, dijo Petro en un acto de investidura de su nuevo canciller, Luis Gilberto Murillo.
El mandatario izquierdista encargó a Murillo de coordinar con las nuevas autoridades panameñas, que asumirán el poder el 1º de julio, los mecanismos para encontrar y desenterrar a los trabajadores que participaron en las obras de esa ruta estratégica del comercio mundial, inaugurada en 1914. Petro no especificó cuántos colombianos están enterrados en el área del Canal de Panamá.
“En Bocas del Toro, antes Colombia, ahora Panamá, están enterrados innumerables dirigentes revolucionarios liberales colombianos que lucharon bajo las órdenes de Rafael Uribe Uribe y de Catarino Garza”, aseguró el Presidente.
Crónicas dan cuenta de que hasta allí llegaron obreros de unas 40 nacionalidades, especialmente chinos, estadounidenses y de países afroantillanos. Inicialmente, el francés Ferdinand de Lesseps -constructor del Canal de Suez- empezó las obras en 1881, pero fracasó por problemas técnicos, financieros y las enfermedades tropicales que mataron a unas 22.000 personas.